Tener presencia en las redes sociales es lo habitual entre las empresas, pero ya no es suficiente con esto. Si no queremos que nuestro paso por la web 2.0 sea en vano tendremos que hacer un esfuerzo por generar confianza, credibilidad y aportar un valor añadido, en definitiva, llegar a ser una marca única.
Pero, antes de nada, ¿a qué nos referimos cuando hablamos de crear marca?
- Ser conocido dentro de nuestro mercado
- Conseguir recomendaciones de nuestros clientes
- Diferenciarnos de la competencia
- Que el público nos identifique con calidad y valor añadido
Para conseguir nuestro objetivo tenemos que olvidar los métodos tradicionales y empezar a pensar con la mente online, aquí os dejamos algunas estrategias de comercialización en Internet que seguro que os ayudarán en vuestro proceso de adaptación:
- Poner el foco en la comercialización. No tenemos que mostrar el producto, tenemos que mostrar el valor que lleva implícita su adquisición. Trabaja en la promoción, otorga un valor añadido a lo que haces y crea la historia de tu empresa incorporando esta propuesta de valor único. ¿Qué conseguirás con esto? Diferenciarte de la competencia y fidelizar clientes.
- Sé coherente. Cada empresa es la encargada de construir su valor de marca, este proceso requiere una estrategia adecuada y coherencia en su aplicación. Antes de comenzar con la promoción de tu marca debes preguntarte, ¿á qué se dedica mi negocio?, cuando tengas la respuesta sigue por ese camino sin desviarte porque si lo haces, conseguirás el efecto contrario.
- Ten en cuenta las opiniones. Las opiniones… volviendo al punto uno, he aquí la razón por la que hablar sobre nuestro producto y sus características solo nos llevará a perder el tiempo. Si alguien está pensando en recurrir a nosotros, primero indagará entre sus amigos y conocidos y más tarde, entrará en Internet para ver las opiniones que los usuarios han vertido sobre el producto. Los clientes quieren entender el proceso de compra y mostrando ejemplos reales te separarás de la publicidad convencional de otras empresas.
Pero no todo iba a ser tan sencillo, construir una marca es algo que no se consigue de la noche a la mañana, al contrario, es algo que conlleva mucho esfuerzo, tiempo y trabajo.
Para empezar:
- Nombre. Es el inicio de cualquier grande. Tiene que ser original, fácil de leer y recordar, además tiene que ser diferente al de las empresas de nuestro ámbito, de este modo nos apoderaremos de los primeros puestos en los buscadores.
- Valores. Decidiremos con qué valores queremos que se asocie a nuestra marca.
- Imagen. Establecemos los colores corporativos, la tipografía, etc.
- Logo. Diseñamos el logo, teniendo en cuenta que en él tienen que estar reflejados nuestros valores y nuestra identidad.
- Internet. Elegimos los medios en los que queremos tener presencia.
- Línea editorial. Tendremos que plasmar cuáles serán nuestros principios, nuestra razón de ser y nuestra forma de actuar, es algo inherente a cualquier empresa.
- Comunicación. Llegaremos a un acuerdo sobre cuál será el tono de nuestra comunicación, que puede ser igual o no en nuestra web y en las redes sociales.
- Actualización. Creamos calendarios de publicación para la web y para las redes con el fin de tener nuestra página siempre actualizada.
- Acciones complementarias. Por último pensaremos si vamos a ofrecer algo más: conferencias, formación, etc.
Los blogs ayudan a crear marca porque:
- El software es adecuado para generar un buen posicionamiento en los buscadores
- Permite la actualización constante e indexar todo tipo de contenido: texto, imagen, vídeo, etc. Lo que nos da más opciones para mostrar más fielmente lo que somos, nuestra historia, compromiso, personalidad…
- Nos permite hablar de temas especializados o compartir con nuestro público nuestros puntos de vista
Pero no olvidéis que el arma más potente es vuestro ingenio y aunque la web 2.0 facilita el trabajo, el éxito siempre dependerá de nuestra imaginación, constancia y trabajo, más si cabe en un escenario como al que asistimos hoy en día en el que formamos parte de un mundo globalizado, donde las posibilidades se multiplican por momentos y en el que nuestros competidores son globales.